MADRID, 4 Jul. (CHANCE) -
Todavía en una nube tras su boda con Guillermo Valle el pasado 13 de junio, Susana Molina no se ha perdido este jueves la 'Fiesta Rainbow' que Dulceida ha organizado en Madrid un año más para celebrar el Orgullo LGTBI+ y revindicar la libertad de que cada uno ame a quien quiera.
"No podía faltar. Aída es mi amiga, significa mucho para mí y evidentemente ella, si hace un evento en la luna, pues yo me compro un billete a la luna" ha reconocido, afirmando que "me parece importante, en fechas señaladas, aunque haya que ser todo el año inclusiva y luchar por el colectivo, creo que sí que hay días en los que hay que poner un poco más de énfasis".
Como nos ha contado, su vida no ha cambiado en nada con su boda, ya que "con dos perros en común, con una empresa en común, con un terreno... Yo estoy atada ya a un nivel estratosférico. Ahora ya casada también, pero ya estaba atada".
"Ahora estoy muy bien. Al principio tuve un poco de depresión post-boda. Me dijeron en las novias que era muy normal. Estaba muy triste, muy vacía, es como que llevas todo un año organizando algo y de repente se acabó, ya no hay nada más. Y ahora bien, ya, tranquila" ha confesado muy sincera.
Respecto a las críticas por el 'dineral' que se ha gastado en su enlace, Susana ha aclarado que cuando dijo que le había costado 90.000 euros, "era una horquilla y se han quedado con la parte más alta. Yo quise jugar un poco entre 70 y 90 y ya directamente me han puesto el 90. A ver, no, yo, o sea, siempre hablo con total naturalidad de todo. Y hice un poco un... O sea, tampoco hay que ser muy Einstein para calcular. El precio de los menús son públicos más o menos vale 250 euros por menú, por 200 invitados, más flores, más cosas. La gente me decía, o sea, hay que matizar que no hablaba de una boda... Sé que pueden haber bodas por 30.000 euros, pero bueno, que más o menos, yo digo que la gente que le he preguntado, influencer y no influencer, más o menos rondaban los 50.000, 60.000".
"No hice nada extraordinario, refiriéndome que no me había bajado en un helicóptero como Pelayo y Andy, ni había llegado en caballo, ni yo qué sé, no hice nada... O sea, hice las cosas normales de una boda, es verdad que cogí proveedores que me gustaban y cuanto más te gusta la cosa, yo tengo el pico fino que no me parece de que vengo donde vengo y me gustaba lo que era más carero, pero bueno" se defiende.
Una de las protagonistas de su boda fue su íntima amiga Anabel Pantoja, a la que le han llovido las críticas por el vestido que lució en el evento. Como asegura, "yo creo que ella ya tiene callo y que le da ya igual. Es que dudo hasta que lo vea, la verdad".
"Me hace gracia lo de que a Anabel trata mal a la prensa, y es como, ¿y cómo trata la prensa a Anabel? Yo creo que das un poco lo que recibes. Si se te ha tratado tan mal, ¿qué quieres? Que pongas, o sea, lo de la otra mejilla, vamos a dejarlo para Jesucristo. O sea, entiendo que la gente no es de piedra. Yo creo que también hay que tener un poco de empatía. Un pelín solo de empatía. Que a veces no todo vale por un titular" ha defendido tajante, confesando que "a mí por mucho menos me hundirían".
"Sí. Sí, sí, cien por cien. Sí, luego la gente se echa las manos a la cabeza cuando pasan cosas, pero con ella es como que parece que por haber salido en la tele, y concretamente en Telecinco, es como que no es una persona. Ella es muy buena gente" sentencia, pidiendo empatía por Anabel y su salud mental.
Asegurando que la hija de la influencer, Alma, "es buenísima", Susana se ha sincerado sobre si le gustaría seguir los pasos de su amiga y convertirse en madre: "Llevo dos semanas de casada, ahora mismo no, la verdad. Soy niñera, si se puede, la naturaleza... en un futuro claro, tampoco me puedes esperar mucho, tengo 35 años".
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